SOLES ACUÑADOS EN CHILE 1873
En 1873 por un proceso de modernización de la Ceca de Lima y por una cortesía del gobierno chileno, se fabricaron Soles de 9 décimos en la ceca de Santiago. En realidad la seca de Santiago acuño monedas de Perú y de Ecuador, Uruguay y Bolivia,
A principios de 1873 estaba claro que la ceca limeña no estaba en capacidad para acuñar los soles requeridos para la adecuada circulación de moneda en el país. Esto se debía a que la ceca había quedado prácticamente paralizada por la falta de equipos adecuados y por los procesos de habilitación de los nuevos equipos. Se calculaba que esta situación debía durar al menos seis meses y estaba claro que el impacto en la economía se haría sentir con fuerza. Para superar la crisis, el ministro de Relaciones, Exteriores del Perú pidió al representante peruano en Santiago, Ignacio Noboa, iniciar conversaciones con el gobierno chileno para poder llevar a cabo la acuñación de Soles peruanos en su ceca. Noboa pidió el permiso correspondiente el 28 de enero de 1873 y tres días más tarde el representante peruano recibió la aprobación del ministro Chileno de hacienda.
El gobierno chileno dispuso que los ensayadores Luis Prieto y Diego Antonio Torres Arce supervisaran la acuñación y puso como limitante que solo se podía acuñar piezas de Un Sol y Medio Sol, ya que los equipos para producir fraccionarias estaban íntegramente ocupados en cubrir los requerimientos propios. En cuanto a las cantidades a acuñarse estas serían de 200,000 Soles mensuales si sólo se producían piezas de a Sol y de 180,000 Soles si se debían hacer los dos valores. Para ellos se utilizaron 133 barras de plata. Estas monedas de 0,900 de fino y cuyo módulo es de 37 mm., tiene en el anverso, como característica, las iníciales L. D. en vez de Y. J. que llevan los soles acuñados en Lima entre los años de 1870 a 1875.
En Marzo viajo a Chile el ensayador de la ceca de Lima, José Antonio Figueroa, con los cuños y 133 barras de plata. Las acuñaciones terminaron el 14 de diciembre y Figueroa regreso a Lima. Cuando el Perú pidió la liquidación por el servicio prestado, el gobierno chileno contestó que “la mente del Supremo Gobierno había sido prestar a un país amigo un servicio gratuito y desinteresado” y que se pagase solo el material utilizado pero no los salarios de los trabajadores ni el desgaste de la maquinaria.”
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