La necesidad de acuñar monedas en Lima surgió por la inmensa producción de plata que se exportaba a España, la ausencia de monedas impedía la fluidez del comercio y complicaba el cobro de impuestos. Es por ello que, se tenía como uno de los principales objetivos dispensar la economía y mejorar el comercio menor en el país.
Durante el gobierno del Virrey Diego López de Zúñiga y Velasco (IV Virrey del Perú 1561-1564) se solicitó autorización a la corona española para la creación de una "Casa de moneda". El permiso fue dada por el rey Felipe II “El rey prudente” mediante la Real Cédula del 21 de Agosto de 1565 (22 años después de fundarse Lima), sin embargo, recién inició sus funciones en marzo de 1568 hasta 1570.
Esta Cedula indicaba que las monedas sólo serían de plata. Los trabajos se iniciaron en 1568 fabricando Reales de plata durante el mandato del licenciado Lope García de Castro como gobernador provisional del virreinato del Perú (1564-1569), haciendo uso de un local en las "Cajas Reales", ubicado en lo que hoy en día es Palacio de Gobierno. Dejando de circular los Tejos de oro, las barras de plata y el Peso ensayado en calidad de monedas primitivas de cambio.
Las primeras monedas peruanas macuquinas de menor valor se acuñaron en 1568 en la Casa de Moneda de Lima conocidas como "Rincones", ya que la responsabilidad técnica de la nueva ceca recayó en el Ensayador Alonso de Rincón, heredero de una tradición familiar ejercitada largamente en las cecas de España y México, quien puso su inicial en esas monedas. Éstas seguían un sistema octal, es decir, se contaban de 8 en 8.
La ceca suspendió sus trabajos en 1570 (primera clausura) y el Virrey Francisco de Toledo decidió trasladar la acuñación de monedas a la ciudad de La Plata, hoy conocida como Sucre y posteriormente a Potosí en donde se encontraba una importante veta argentífera.
La creación de la Casa de Moneda de Lima buscaba ordenar la caótica y variada emisión de moneda de diversos pesos y leyes, que amenazaban seriamente la estabilidad política y económica del recién establecido virreinato. Una historia accidentada motivó más de una clausura. La necesaria reapertura la autorizó el rey Carlos II, mediante Real Cédula del 6 de enero de 1683.
Posteriormente, la acuñación se volvió a clausurar en la Casa de Moneda de Lima (segunda clausura).
La ubicación que actualmente tiene la Casa Nacional de Moneda (Junín con Paruro), data desde 1683, año en que el entonces virrey, Melchor de Navarro y Rocaful, duque de la Palata, adquirió dicho solar. A través de los años, el local ha sufrido muchas modificaciones. Inicialmente fue necesario realizar una serie de obras, como elevar el cauce del río Rímac para utilizar las aguas del río Huatica como fuente de energía para el proceso de fabricación de monedas. Hasta entonces, las monedas habían sido labradas y hechas a golpe de martillo y yunque. Esas piezas llamadas Macuquinas, aparecen con un borde irregular y su forma no es perfectamente circular.
A raíz del terremoto de 1746, el local es derruido. Por lo cual, Don Andrés de Morales y de los Ríos Ramírez de Arellano coloca la primera piedra del nuevo edificio el 02-11-1748 concluyendo dicha obra en 1760. A partir de 1751, y gracias a la implementación de un molino y tres volantes, se acuñaron las primeras monedas de oro de cordoncillo, cuyas denominaciones fueron de ocho, cuatro, dos y un Escudo. A estas monedas se les conoce como Peluconas pues llevan en el anverso, el perfil del monarca Fernando VI, luciendo una larga peluca, como se estilaba entonces.
Se acuñaron también las llamadas Columnarias, que eran monedas de cordoncillo que en el reverso incluían el diseño de dos hemisferios superpuestos en representación del Viejo y el Nuevo Mundo, iban flanqueados por dos columnas de Hércules que simbolizaban la unidad y la fuerza del imperio español. Es importante señalar que en las monedas españolas, aparecía la leyenda “Non Plus Ultra" en referencia al límite del poder español hasta los confines del mar. Con la conquista de América, esa leyenda se cambió por “Plus Ultra", como una confirmación del dominio ultramarino de España, que llegaba entonces más allá del estrecho de Gilbraltar.
Desde su creación, en 1565 hasta 1821 la Casa Nacional de Moneda era una institución de la Corona Española.
Al declararse la Independencia del Perú en 1821, el Virrey La Serna huyó de Lima llevándose la maquinaria de la Casa Nacional de Moneda. San Martín la incorpora al Gobierno nombrando como primer Director General a Don José de Boque.
En 1830 se expide el primer Reglamento de la Casa Nacional de Moneda, estableciéndose que su alta Dirección corresponde al Ministerio de Hacienda.
En 1922, al crearse el Banco de Reserva, parte de las monedas emitidas por éste son producidas en la Casa Nacional de Moneda.
Por Decreto Supremo de 1942/09/22, el Banco Central de Reserva queda autorizado para invertir en la adquisición de maquinaria para la Casa Nacional de Moneda.
Por Decreto Supremo de 1943/06/05, se encarga al Banco Central de Reserva la Administración de la Casa Nacional de Moneda.
Por Decreto Supremo de 1943/12/31 la Casa Nacional de Moneda pasa a funcionar bajo supervisión del Banco Central de Reserva. La entrega de sus bienes al BCRP lo realiza el Ministerio de Hacienda.
Por Decreto Ley 21945 de 1977/10/04 la Casa Nacional de Moneda pasa a constituir dependencia del Banco Central de Reserva del Perú, al que se transfiere los correspondientes Activo, Pasivo y Capital. Actualmente es una Subgerencia de la Gerencia de Administración de Circulante.
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