HISTORIA DE DOS ESPAÑOLES
De joven Francisco Gómez de la Rocha se encaminó a Potosí como vendedor de coca al por mayor en 1637 como un español pobre y sin capital. Los registros notariales en Potosí muestran cómo hizo su dinero con coca y cómo, rápidamente, comenzó a prestar dinero a mineros y refinadores, entre otros. Rocha llegó a la Casa de la Moneda a comienzos de 1640. En los años siguientes se convirtió en mercader de plata oficial, suministrando a la Casa de moneda plata sin procesar, que su vez recibía de sus deudores los mayores productores de plata de la ciudad. La escala del fraude parece haber aumentado considerablemente en 1644, justamente cuando Rocha le prestó una importante suma a la Corona.
En medio de la creciente adulteración generada por Rocha, entre otros, llegó una visita a la Casa de la Moneda encabezada por el oidor de Charcas y del corregidor interino de Potosí Blas Robles de Salcedo pero ésta fracasó, Robles adujo que "La materia es peligrosísima", aludiendo a fuerzas oscuras. Sorprendentemente, el Virrey Mancera estuvo de acuerdo con Robles, esquivando las protestas desde Madrid. Más sorprendente aún, el Virrey envió documentos para promocionar a Rocha precisamente en ese momento, avalando su solicitud del hábito de Santiago. Fue así que Rocha tuvo un patrocinador de alto nivel hasta 1648, cuando llegó el nuevo Virrey, el conde de Salvatierra, acompañado por el nuevo visitador, el Dr. Francisco de Nestares Marín.
Para evitar que la visita de Robles de 1644-46 fuera olvidada, Robles Corregidor interino de Potosí, utilizó un término especial cuando le escribió al Virrey Mancera, el de "colusión". Robles notó que los guardas mayores (oficiales a cargo del peso y pureza) de la Casa de la Moneda de Potosí eran corruptos. De igual modo lo eran los acuñadores. Básicamente la mayoría de los oficiales participaban del fraude y estaban dispuestos a defenderlo. Mancera agregó, en una carta dirigida al Consejo de Indias, que cuatro miembros del Tribunal de Cuentas de Lima estaban también implicados. Entonces en España, los miembros de los Consejos de Hacienda de Castilla e Indias, constituyeron una junta especial para seleccionar un visitador de confianza que pudiera sanear la Casa de la Moneda de Potosí eligiéndose a Francisco de Nestares Marín.
Francisco de Nestares Marín nació en circunstancias modestas, alrededor de 1600, provenía de una familia plebeya de cristianos. Varios miembros de su familia habían sido familiares de la Inquisición regional. Nestares Marín estudió derecho en Alcalá de Henares antes de asistir a la Universidad de Bolonia para un posgrado en la disciplina en 1624. En dos años obtuvo un doble doctorado en derecho civil y canónico en el Colegio Español de San Clemente en Bolonia, donde permaneció como instructor y llegó a rector, antes de conseguir su primer trabajo como Fiscal del tribunal de la Inquisición de Galicia, en 1629. Nestares Marín pronto demostró ser un buen contador y resistió tomar los hábitos hasta que fue forzado a hacer los votos por la Suprema en 1637.
Ambicioso y de verbo locuaz, Nestares Marín buscó promoción en el tribunal de Valladolid, a donde llegó en 1641, justo cuando Rocha estaba infiltrándose en la Casa de la Moneda de Potosí. Es probable haya sido recomendado por el confesor de Felipe IV, Fray Antonio de Sotomayor, cabeza de la Inquisición hasta 1643. Sotomayor tenía dos sobrinos en el tribunal de Galicia que habían recomendado el ascenso de Nestares Marín. El rey Felipe IV formó una junta especial para diseñar instrucciones secretas tras lo cual se decidió que Nestares Marín fuera presidente de la Audiencia de Charcas para poder aplicar el castigo capital sin impedimento alguno. También le consiguieron una breve papal para sacar a reos del asilo eclesiástico. La idea de que un Inquisidor fuera elegido como investigador de gravísimos crímenes en las Indias no era nueva. Virtualmente eunucos, no podían contraer matrimonio, lo que en teoría limitaba su posibilidad de ser corruptos. En el caso de Nestares Marín, la larga experiencia como fiscal de la Inquisición de Galicia le hizo algo más que un "intocable".
Nombrado Visitador General de la Casa de la Moneda de Potosí en 1647, Nestares Marín partió al Perú con un pequeño séquito de familiares y paisanos. El 11 de diciembre de 1648, entró a Potosí; se refugió en las oficinas del tesoro real y empezó a trabajar. No quedó claro al inicio de la investigación, si Rocha era el principal culpable; pero, como declaran los testigos, Rocha emergió como el pez gordo y de alguna forma el blanco más vulnerable. No era un "don", tan sólo un capitán rico. Inicialmente, Rocha abandonó Potosí, pero fue tentado a volver por Nestares Marín, quien le ofreció una "composición", la cual consistía en un acuerdo de perdón acompañado de una cuantiosa multa.
Nestares Marín fue acusado de mantener subrepticiamente la derivación de la plata mientras "castigaba a los culpables" y admitió en sus propias cartas que sólo un hombre como Rocha podría jugar el rol de mega acreedor. Además, la evidencia proporcionada por esclavos y otros revelaba una y otra vez la obvia implicación de Rocha en la gran adulteración, incluyendo supuestas amenazas de muerte en contra de aquellos que habían resistido involucrarse. Rocha era inequívocamente culpable del crimen capital de lesa majestad, al igual que otros, incluyendo al ensayador Felipe Ramírez de Arellano.
Nestares Marín exigió el pago de una multa o composición de 500.000 pesos a Rocha. Se trataba de una suma impactante, incluso para los estándares de los acreedores más ricos del rey Felipe IV. Rocha se negó y después hizo algo temerario. La causa contra Rocha no se ha develado aún, pero en varias cartas al virrey y al Consejo de Indias, Nestares Marín afirmó que Rocha convenció a una esclava de servicio que trabajaba en su casa para que deslizara mercurio sublimado (solimán) en la comida. Otro esclavo escuchó rumores del complot y lo reveló. Rocha buscó refugio en un monasterio franciscano y la esclava fue azotada en público. Admitió el crimen diciendo que le habían prometido un vestido nuevo.
Enfrentando a una ciudad convulsionada y con constantes amenazas a su vida, Nestares Marín ordenó a sus guardias sacar a Rocha del santuario de la iglesia de los franciscanos. El 25 de enero de 1650, Francisco Gómez de la Rocha fue ejecutado al garrote y su cuerpo fue exhibido colgado al día siguiente en la plaza principal de Potosí. Cuatro semanas más tarde, sobrevino la del Ensayador de la Casa de la Moneda, Felipe Ramírez de Arellano. El pregonero del pueblo daba voces, "Quien tal hace, que tal pague".
Este no fue el final de la historia para ninguno de los dos. Rocha se convirtió en una leyenda mientras que Nestares Marín pasó la última década de su vida tratando de sanear la Casa de la moneda de Potosí, el puesto del Tesoro real, La mita y El sistema de lagunas.
Había sido nombrado Presidente de la Audiencia de Charcas para que pudiera realizar ejecuciones, pero su oficio lo consumió en incontables obligaciones, sepultándolo en la melancolía. Nestares Marín no llevó a cabo más ejecuciones en relación con el fraude minero porque no las necesitó: Potosí quedó aterrorizado tras comprobar el poder tangible de un rey distante. Los sospechosos se dispersaron y unos pocos, incluido el tesorero corrupto Bartolomé Hernández (un sustituto como muchos otros), murieron en la cárcel.
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